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La Inmaculada Concepción explicada

Foto del escritor: AngieAngie

Cómo esta gracia singular nos afecta a todos.

Los católicos tienen muchos días de fiesta y celebraciones. En serio, cualquiera que diga que a los católicos no les gusta ir de fiesta obviamente nunca ha mirado nuestro calendario litúrgico... La Iglesia celebra un cierto santo o fiesta literalmente todos los días del año. Algunos de estos días de fiesta son especialmente importantes y están marcados como "Días santos de obligación" o “Días de precepto”, lo que significa que se reconoce como equivalente al domingo día del Señor y los católicos están obligados a asistir a misa.


Los días santos de obligación en la Iglesia Católica son los siguientes:

  • 1 de enero, solemnidad de María, Madre de Dios.

  • 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

  • 1 de noviembre, la solemnidad de todos los santos.

  • 8 de diciembre, la solemnidad de la Inmaculada Concepción (hay un caso singular este año 2019, que la solemnidad coincide un domingo de adviento, por lo que, según las normas litúrgicas, se celebra un día anterior o un día posterior al domingo, a excepción de los países en los que La Virgen es la patrona del lugar, donde se concede una dispensa especial para celebrar este mismo día).

  • 25 de diciembre, solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

Y los propios de cada país.


Me gustaría llamar especialmente la atención sobre la solemnidad de la Inmaculada Concepción, que, en México, celebramos hoy, porque a menudo hay mucha confusión en torno a este día de fiesta entre católicos y no católicos por igual. En este día, celebramos la Inmaculada Concepción de María, no Jesús, como muchas personas suponen. Dado que la Iglesia ha hecho de esta fiesta un día santo de obligación, debe ser bastante significativo. Entonces, ¿por qué es eso?

¿Por qué es tan importante la Inmaculada Concepción?


La creencia en la Inmaculada Concepción de María se desarrolló y fomentó en la devoción y la oración durante siglos, y fue reconocida oficialmente por la Iglesia Católica cuando el Papa Pío IX la declaró "doctrina infalible" en 1854. Pío IX proclamó solemnemente en su encíclica Ineffabilis Deus: «La Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, por una gracia y privilegio singulares otorgados por Dios Todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, el salvador de la raza humana, fue preservada libre de toda mancha del pecado original».

Lógicamente, este dogma de la Iglesia Católica tiene sentido porque cuando María dio su "sí" o "fiat" sin titubear para convertirse en la Madre de Dios, ella necesitaba estar libre de toda mancha del pecado original. Ningún ser humano podría haber asumido esa responsabilidad sin una gracia extraordinaria. El ángel Gabriel llama a María "llena de gracia" en la Anunciación porque era necesario que ella naciera completamente pura, por la gracia de Dios, para aceptar libremente la vocación como Madre de Dios.

Debido a la gracia singular que Dios le dio a María en el momento de su concepción, Él la preparó para ser una "habitación adecuada" (o vivienda adecuada) para Cristo. Piénsalo. ¿Cómo podría alguien con pecado retener al Más Santísimo en su vientre? Al hacer a María inmaculada y sin pecado, Dios estaba preparando el espacio a través del cual su Hijo entraría al mundo.

La nueva Eva


Cuando Dios creó a los primeros seres humanos, Adán y Eva, los creó perfectos, libres de cualquier pecado. Pero se apartaron de Dios y eligieron una vida de pecado y, como consecuencia, el resto de la humanidad nació en un estado "caído" (por así decirlo). A menudo se hace referencia a Jesús como el "Nuevo Adán" porque Él también fue creado sin pecado. Sin embargo, a diferencia de Adán, Jesús permaneció obediente a Dios y redimió al mundo. Entonces, si hay un "Nuevo Adán", ¿quién es la "Nueva Eva"?


¡María!


María nació sin pecado original, perfecta, al igual que Eva. Pero a diferencia de Eva, ella permaneció obediente a Dios (como su Hijo), cooperando con gracia para ser la Madre del Salvador y, por lo tanto, la Madre de todos los redimidos.

Objeciones populares


Entonces, ¿eso significa que María no necesitaba a Jesús ya que nunca pecó? ¿La naturaleza perfecta de María no la haría igual a Dios? Estas son dos preguntas populares que surgen en objeción al dogma de la Inmaculada Concepción.


En primer lugar, aunque María nunca pecó, todavía necesitaba un Salvador, como todos. Como descendiente de Adán, ella estaba sujeta a contraer el pecado original al igual que el resto de nosotros. Sin embargo, Dios intervino antes de que ella contrajera el pecado, dándole una gracia singular, y fue concebida en el útero de su madre preservada de la mancha del pecado original y sus consecuencias.


"Por lo tanto, fue redimida por la gracia de Cristo, pero de una manera especial, por anticipación". Entonces, se podría decir que Dios salvó a María primero antes que el resto de la humanidad en la Inmaculada Concepción. En anticipación del acto redentor de Cristo en la Cruz, donde nos liberó a todos del pecado original, primero salvó a su Madre, para que ella esté mejor preparada para traer a Dios al mundo.


En segundo lugar, el argumento de que la naturaleza perfecta de María la hace igual a Dios también es ilógico porque no es el pecado lo que hace a un humano. La mayoría de los ángeles nunca pecaron y las almas de los santos en el cielo también están libres de pecado, ¡pero eso no los hace iguales a Dios! María era completamente humana y necesitaba un Salvador como todos nosotros. Pero, Dios la eligió para traerlo al mundo, por lo que la salvó primero y le dio las gracias necesarias para llevar a su Hijo.

Entonces, ¿por qué algo de esto es relevante?


Quizás estés pensando: "Eso es genial y todo eso, pero ¿qué tiene que ver conmigo esta doctrina de la Iglesia?" Bueno ... ¡¡todo!!


María es el ser humano perfecto y la primera santa. Ella no era Dios como su Hijo. Ella era una de nosotros, lo que significa que era una humana que vivía una vida perfecta en comunión con el plan de Dios para ella. Si somos verdaderamente cristianos luchando por el cielo, ¿no deberíamos sentirnos atraídos por la vida de María? ¿No deberíamos querer aprender de su rendición al plan de Dios y vivir nuestras vidas como ella?


La Iglesia Católica alienta una devoción a Mamá María y la celebra en días festivos como hoy porque quiere llevarnos a su Hijo, y sabe cómo llegar a Él. Como dijo San Maximiliano Kolbe: «Nunca tengas miedo de amar demasiado a María. Nunca puedes amarla más que Jesús».


En vista de esta gran celebración en la Iglesia Católica, ¿por qué no aprovechamos para conocer un poco mejor a nuestra madre celestial? Todos necesitamos algún consejo maternal a veces, y Ella siempre está ahí para dárnoslo.


Lee las Sagradas Escrituras. Reza el rosario. Lee sobre las apariciones terrenales de María. O si realmente te apetece, considera consagrarte a Jesús por medio de María. Lo que elijas, dale la oportunidad de llevarte más cerca de Su Hijo. No te arrepentirás. 😉


Desde mi corazón al tuyo,

Angie Menes.




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