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Mi relación con Dios no prospera...

Me parece apropiado hablar un poco sobre las formas que nosotros los católicos tenemos

de relacionarnos con Dios.


Quédate si te atreves a profundizar en esto.


¡Hola! Mi nombre es Kiara Rojas, tengo 17 años y soy una nueva colaboradora del blog de eco evangelii. Pensé en escribir sobre algún tema que llame mucho la atención. Como vocación, castidad, santidad, discernimiento o tantos otros que son necesarios de hablar. Pero todos estos, ¿no son producto acaso de la relación personal que cada cristiano tiene con Dios, Nuestro Señor?


Hemos hablado tanto a los demás de Cristo, que nos olvidamos de lo más importante: Hablar con Cristo. Escuchar a Cristo. Relacionarnos con Cristo.


Si te cuesta encontrar formas de rezar, como a mí, espero que esto te sea útil. Pero, antes de divagar en consejos o tips de autoayuda, vayamos a lo importante: Jesús oraba.


En muchas partes de la Biblia podemos ver la importancia de la oración en la vida de Jesús.


  • «En esos días Él se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios». San Lucas 6,12

  • «Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí solo». San Mateo 14,23

  • «Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba». San Lucas 5,16

Jesús, buscaba tener constantemente relación con El Padre. Como por ejemplo, en sus momentos de soledad y sufrimiento, en el Getsemaní, oraba incesablemente. Él es el que nos enseña a orar y a relacionarnos con Dios Padre.


Me costó tiempo comprender que no servía de nada la caridad, las misiones, hablar de Dios en redes sociales e intentar hacer grandes cosas por Él, si no las ponía antes, en Sus manos. Si no lo hacía parte de todo esto. Antes, yo era una cristiana que no rezaba y que pensaba que no me afectaría en nada el no rezar. Y entonces, tuve mi primera crisis de fe y por falta de oración me alejé de Cristo. Hasta que me di cuenta que predicaba algo que no vivía y quise experimentar el amor de Dios en primera persona antes de contarlo.


Mis excusas para no rezar eran varias:


-Me aburría. Claramente no conocía al verdadero Cristo que está lejos de ser aburrido.

-Decía no tener tiempo. Siempre hay tiempo.

-Creía no saber rezar. Y aun no sé, nadie sabe. Porque no hay una única manera para hacerlo, no se enseña. Cada relación con Cristo es única y especial y cada forma de rezar u orar también lo es.

Tantas otras eran las excusas que me alejaban de lo bello de encontrarme con Aquél que yo decía amar. Por eso quiero compartir algunas cosas que fueron y siguen siendo importantes para que mi relación personal con Dios, en el ámbito de la oración, prospere.


Si tú tienes algunas excusas que todavía te impiden tener una relación activa, te invito a que a partir de ahora dejes todo lo que llevas haciendo por Dios y busques primero, relacionarte con Él. Que no haya nada más importante para ti que hablar con Dios todos los días. Sé mezquino con el tiempo de Dios, no dejes que otras cosas se interpongan al encuentro que les pertenece; somos seres de hábitos.


😁Haz de la oración un hábito y será mucho más fácil. Para seguir a Cristo se necesita disciplina, esfuérzate por ser un disciplinado en tu vida de oración.


⌚Fíjate un horario. En donde a partir de ahora, el Amor de los amores y tú se encontrarán todos los días. Respeta ese horario. Piensa en que estos encuentros son como las citas que tienes con esa persona que te gusta, ¿la dejarías plantada? Lo mismo es con Jesús.



💡Sé creativo. No intentes hacer de tu encuentro con Dios una simple formalidad. Busca eso que te es divertido aprender de Su vida, usa tus talentos y regálaselos a Él, disfruta de ese encuentro para querer así, volver a repetirlo siempre.


😯No olvides escucharlo a Él. Cuando oramos, solemos cometer el error de hacerle monólogos a Dios. Y si es cierto que muchas veces necesitamos desahogar todo lo que nos pasa y eso es mucho. Pero, Él también quiere regalarnos algo. Pon atención a aquellos detalles que te va regalando antes, durante y después de tu oración.


🥰Y por último pero no menos importante: Háblale con el corazón. Dios conoce todas nuestras inquietudes, sabe cómo somos y cómo nos comportamos; intentar ser diferentes ante Su presencia, no sirve de nada. Abre tu corazón, cuéntale aquello que no le confiarías a nadie. Demuéstrale como quieras y como puedas todo lo que sientes por Él, no intentes hacerte el interesante. No apliques esta moda del desinterés para con Dios. El se interesa por ti siempre.


Sé perseverante y convéncete siempre en que la oración es indispensable para tu vida de fe.



San Josemaría Escrivá dijo:

«Si no eres hombre de oración no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo».

¡Muchas gracias por leer! No te olvides que Dios te ama.



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