Acompáñanos a reflexionar y sacar útiles conclusiones sobre esta realidad.
Dice el dicho: "Quien no conoce a Dios, a cualquier santo le reza...", nos ha tocado vivir una época en la cual proliferan los "sucedáneos" de la auténtica fe.
¿Crees que una persona, con una enfermedad delicada, estaría dispuesta a cambiar el acceso a un tratamiento profesional, con medicinas probadamente eficaces, asistencia de los mejores médicos, en el mejor de los hospitales, a cambio de un tratamiento ineficaz, de muy dudosos resultados, simplemente porque en el segundo caso le ofrecieran hacerlo con "más sentimiento, sin dolor y sin esfuerzos"?
Una simple inmersión en cualquiera de las plataformas de videos actualmente disponibles en internet, y te darás cuenta de la interminable lista de alternativas para "cultivar y sanar tu espíritu": yoga, reiki, feng shui, constelaciones familiares, cienciología, angelología, atrapa-sueños, new age, mantras, meditación trascendental, y así hasta completar toda una colección de las más variadas "disciplinas" o corrientes de "espiritualidad" que prometen resultados mágicos a cambio de mínimos esfuerzos y eso sí, con las más variadas sensaciones de bienestar.
Todo lo que hay que hacer, es dejarse envolver por ideas y conceptos rebuscados, muy bañados de cierta lógica (para generar confianza) y ordinariamente basados en tradiciones pre-cristianas o paganas, o por el contrario, post-modernistas. Y luego, para completar la receta, se le condimenta con experiencias que apelan fuertemente a la sensibilidad de su seguidor de tal suerte que llega a confundir el "bien estar" con el "bien ser". Pero el resultado, a final de cuentas suele ser el mismo: vacío, confusión, decepción.
El menú es muy amplio: desde las opciones para los más despistados y con poca formación, hasta las alternativas de las más astutamente pensadas para quienes cuentan con alguna formación religiosa pero, no la suficiente como para no verse confundidos y engañados con evocaciones como lo hacen la "angelología" y otros embustes similares que, pretenden suplantar la verdadera doctrina cristiana por imitaciones que hacen caer al inocente seguidor en pseudo devociones que equivalen a callejones sin salida de la fe.
Por ello, he preparado una lista con cinco efectivos consejos para no caer en la trampa de (parafraseando un popular comercial) "(casi) lo mismo, pero más baratito..."
No te dejes confundir entre lo sensible y lo sentimental. Nuestra fe y religiosidad Católica es -sin duda alguna- rica en signos sensibles que se manifiestan como resultado de la contundencia de su autenticidad.
¿Quién no ha experimentado esa sensación de inmensa paz y dicha tras una larga pero, sanadora confesión con el Sacerdote? ¿Quién no ha sentido emoción de adorar a Cristo real y presente en alguna vigilia de adoración? ¿Cuántas veces nos hemos entusiasmado al terminar un Rosario y sentir el guiño de nuestra Madre con quien estuvimos conversando durante su rezo? Pero estos signos, podrán o no estar presentes cada vez que participemos en la oración, en la adoración, en los Sacramentos y si bien su presencia es regalo de Dios, ¡su ausencia no significa de ninguna manera carencia de gracia!
Cuántos santos han dado cuenta precisamente de etapas de aridez espiritual que no han sido sino pruebas y crisoles que les han forjado en la lealtad a nuestro Dios.
Por lo tanto, desconfía indubitablemente de las ofertas espirituales que se basan en sentimentalismos o halagos sensoriales como el yoga, el reiki y otros similares, cuyo único "mérito" es hacerte sentir bien.
Bien informado y bien formado para nunca ser embaucado. ¿Cuál es la gasolina de este tipo de engaños? La ignorancia. Y ¿cuál es el motor que mantiene el engaño? La débil formación. Lamentablemente, pero así es. Vivimos en una época en que creemos en cualquier cosa, solo porque "lo vimos en internet...".
Cualquier corriente, tendencia o técnica que llegue a tus manos, sea en forma de consejo, de publicidad, de un video que se te aparece al estar merodeando en las redes, o cualquier otro medio, trátalo como si fuera un sobre sospechoso que llegara a tu domicilio. ¡No lo des por bueno a la primera! Indaga en fuentes fiables, pregunta a personas de probada formación (incluso a un sacerdote). Contrasta versiones. Pero por favor, ¡no te involucres si no estás plenamente seguro de su fundamento y fines!
Todos hemos escuchado argumentos para la práctica del yoga como el de "sólo lo hago como ejercicio". ¿Realmente sabrá la gente la naturaleza y fin que siguen las distintas posiciones y mantras del yoga? Y no es cuestión solamente de saber, sino de procurarse la formación para discernir y saber rechazar.
Desafortunadamente prevalece una ligereza incluso en católicos para minimizar los aspectos no católicos o incluso contrarios a nuestra fe que encierran todas estas prácticas.
Somos católicos muchas veces de "supermercado": Vamos por la vida como con un carrito de compras, seleccionando del anaquel de las posibilidades aquello que nos place y desechando aquello que nos estorba, una verdadera religiosidad "a la carté". No seamos católicos de primera comunión. Existen decenas de medios de formación católica para todas las edades y estados de vida. Recuerda que la formación permanente en nuestra fe es deber de hacer de todo católico.
El fin habla de la autenticidad del medio. Esa técnica, esa moda, esa práctica, ¿tiene como fin último el llevarme a una mejor y más profunda espiritualidad de cara a Dios? Si la respuesta es "no", entonces son un medio que no me sirve para llegar al Cielo.
No nos engañemos, corrientes como el new age, el yoga, el reiki y similares, no están encaminados para llegar a Dios.
Al contrario, ¡pretenden suplantar a Dios! En su mayoría, son egocéntricos (es decir, centrados en mi "yo"). Y lo hacen con una oferta que en principio suena a delicioso platillo. No era para menos, si no fuera así, ¡nadie los compraría!
La fe católica es un recorrido de vida en esta tierra para conducirnos al conocimiento y experiencia más plenos posible de nuestro Creador y de todas aquellas realidades que Él nos ha revelado desde los relatos del Antiguo Testamento, hasta la primera venida de Jesús a este mundo. Y luego, fundando Su Iglesia, nos ha dado en herencia la Tradición y Magisterio de Ella, su Esposa. Ese es su fin perseguido. Ahora pregúntate: ¿Cuál es el fin del yoga? ¿El new age me lleva al Dios Único y Verdadero? ¿Cuál de todas estas pseudo espiritualidades contiene la Revelación y pretende con ello asegurarme un lugar en la Vida Eterna? Si lo analizas desde esta perspectiva encontrarás que sólo prometen bonitas experiencias. Por ello al final solo conducen al vacío y decepción.
¡Cuidado con los lobos con piel de oveja! Pasar por buena persona, ser un famoso escritor o un reconocido personaje de Hollywood, ser un activo promotor de causas aparentemente loables... estas son unas de las muchas formas como se nos espera al acecho para confundirnos y convencernos -así, sin casi mayor esfuerzo de su parte ni oposición de la nuestra- de la bondad de engañosas prácticas espirituales. Presentadas con la envoltura de técnicas de sanación, remedios a calamidades personales, alternativa a estados depresivos y toda una gama de propiedades curativas del alma herida.
En una ocasión un profesional de la psicología, explicaba cómo muchas de las técnicas "milagro" representan una peligrosísima posibilidad de manipulación psicológica hacia personas que pasan por pérdidas como la muerte de familiar, un fracaso matrimonial, o quizá el tropiezo económico, incluso las equiparó con despreciables prácticas que llegaron a usar tristemente célebres manipuladores como aquellos de la época nazi. Así que, con todo respeto a la dignidad que todos nos merecemos, prende la señal de alerta amarilla (¡o roja!) cuando algo suene "demasiado bonito".
Las cargas humanas, físicas, espirituales o morales siempre serán difíciles de sobre llevar, pero el único que puede aligerar la carga es Cristo sufriente que así lo prometió y en 20 siglos no ha dejado de cumplir.
Conoce tu religión al 100. Este es un reto que suena muy osado, pero no está de más lanzarlo: cuando tengas la curiosidad de echarle un vistazo a cualquiera de las corrientes que hemos platicado en este artículo, asegúrate de haber explorado primeramente ya la totalidad de realidades y verdades de tu fe católica, desde el conocimiento de Dios Trino y Uno, todos los Evangelios (e incluso los libros del Antiguo Testamento), la vida de los Santos, la Doctrina expresada en el Catecismo, los diversos carismas de nuestra Iglesia, los testimonios de mártires, la grandeza de la Adoración Eucarística, la ternura inconmensurable de nuestra Madre Santísima, la dignidad de ser hijos de Dios, los dogmas de fe, incluso la Historia de la Iglesia, la riqueza de sus Sacramentos, sus tradiciones, festividades y sus templos, su arte, su arquitectura, y tantos y tantos tesoros que en serio, si te alcanza la vida para conocerlos y aún así no enamorarte de ellos, y te sigue quedando tiempo y curiosidad por mirar hacia otras prácticas, entonces me atrevo a decirte: ¡adelante, curiosea! Honestamente, no creo que exista o haya existido nadie en la faz de esta Tierra, que una vez adentrado en la grandeza de nuestra religión católica, no haya quedado prendado de ella y quiera desperdiciar un solo segundo de su vida en conocer alguna otra oferta de supuesto bienestar espiritual.
Confío que estos pensamientos sueltos que he plasmado en esta breve lectura, te sirvan de orientación ante toda la oferta de platillos espirituales que prometen ser lo que no son: superiores o al menos imitadores de la religión católica.
El pensamiento que quisiera dejarte en tu mente y en tu corazón, es que nuestra Iglesia Católica, fundada por Cristo, re afirmada por el Santo Espíritu y custodiada por San José y la Santísima Virgen María, es el medio que Dios ha dispuesto para tener un encuentro de Padre Verdadero con tu persona y conducirte a la felicidad plena, en esta y en la otra vida que es la Vida Eterna. No dejes que nada ni nadie te haga desviarte de ese sendero con señuelos que solo dejarán confusión y vacío en tu alma. Que Dios te bendiga y su Madre te proteja.
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