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La fidelidad de Dios

Cuando escuchamos que Dios es fiel, quizás lo primero que se nos venga a la mente es que nunca nos va a abandonar o que siempre estará para ayudarnos, pero déjame hoy invitarte a que profundicemos más en esto, a través de una anécdota personal.


Quisiera contarte que por múltiples razones, tenía más de un año que no compartía (físicamente) con mi pequeño hijo ya que por el momento y por otras razones vivimos en ciudades separadas y alejadas, y para que te hagas una idea, en tiempo estamos a 9 horas de distancia en auto particular. Desde hace meses he estado tratando de poder ir a verlo, sin embargo, en varias oportunidades se han presentado obstáculos fuertes para poder concretarlo.


¿Qué hace un cristiano cuando algo se le pone difícil? Pues ora. Eso hice, sobre todo pedí la intercesión de nuestra Madre María en su advocación "Virgen Desatanudos", y del glorioso patriarca San José. Es en este punto que, quisiera revelarte algo muy importante: la familia es odiada por el enemigo precisamente porque Dios es “Familia” en su Trinidad, y la familia refleja a Dios; por eso date cuenta, cuántas cosas existen para atacar y destruir a la familia. El momento de poder ver a mi hijo, llegó, y si pudiera describir cómo se dio todo, diría que fue como una suave brisa, fue impresionante de verdad, como todo se configuró para poder viajar.


Lo interesante comienza al momento de abordar el transporte, cuando me percato que el nombre de la unidad es “Dios es Fiel” y pues, al momento pensé que era un nombre como cualquier otro... Agradecí a Dios por poder emprender el viaje y ver mis oraciones contestadas, inocentemente creí que Su fidelidad sólo era Su compañía y Su ayuda pero, no sabía todo lo que implicaba.


Duré 22 horas para llegar a mi destino, sentado en un bus sin ningún tipo de problemas, el frío necesario para calmarlo con mi chaqueta, el hambre necesaria para calmarla con mis provisiones, las necesidades económicas necesarias para cubrirlas con el dinero que llevaba… Dios no me estaba hablando de Su fidelidad, sino ¡me estaba dando una conferencia con ilustraciones incluidas!


Una vez que llegué, tuve que ganarme la confianza de mi hijo, me decía papá, pero no estaba del todo "suelto" conmigo. Allí comencé a ver otros aspectos de la fidelidad de Dios, porque pude ver cómo no sólo te acompaña y ayuda, sino que te aparta un lugar y te muestra el camino...


En el evangelio de San Lucas, capítulo 12 versículos del 22 al 28, Jesús le da una lección de fe a sus discípulos, si lees entre líneas también es una lección de fidelidad de Dios. Dice en los versículos 22 y 23: «No se atormenten por su vida con cuestiones de alimentos, ni por su cuerpo con cuestiones de ropa, miren que la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido». Allí se está refiriendo a que abandonemos la superficialidad y podamos ver más allá de las cosas materiales, que hay cosas más importantes, El Señor está abriendo el camino para lo que dirá luego en el versículo 25: «¿Quién de ustedes por más que se preocupe puede añadir algo a su estatura?», ya con eso nos mandó a cerrar la boca y estar atento a lo que sigue después refiriéndose a cómo Dios se ocupa de nosotros.


La fidelidad de Dios y la fe nuestra van agarradas de la mano, por eso están unidas es este pasaje de la Biblia.


Dios te aparta un lugar


Al igual que cómo sucede cuando sientes el llamado vocacional para ser servidor (a) laico (a) o a ser consagrado (a), Dios te aparta un lugar en donde te necesita, sea cómo padre, padre de familia, o “embajador (a)” de Su evangelio en una familia no creyente o en una oficina llena de personas que no se han encontrado con Él, y quizás esto lo has pasado por alto. Yo me encontré con mi lugar cara a cara, al ver a mi hijo y mi esposa, y de nuevo entendí la fidelidad de Dios que, a pesar de nuestras fallas y pecados, siempre nos aparta un lugar para darnos oportunidad de servirle, de amarle, de reflejar Su amor, de que otros puedan verlo aunque sea un instante en nuestras vidas, porque cómo decía San Francisco: “Quizás seamos la única página del evangelio que ellos leerán”.


Dios te muestra el camino


Cuando vi mi lugar, también pude ver el camino. Sabemos por la teología del cuerpo de San Juan Pablo II que: la misión del hombre es donarse, entregarse, amar para ser feliz, y ese precisamente fue el camino que pude ver, allí vi la confianza de Dios en mí, a pesar de quien soy sigue creyendo en mí, aún me sigue amando y me sigue mostrando por donde ir.


Entonces también Su fidelidad va de la mano de Su voluntad, te toca decidir doblegar tu voluntad a la Suya, recuerda que tus planes no son los de Dios, porque ¿Quién es la creatura para decirle al Creador que hacer?, lo que debe pasar es que tus planes sean los planes de Dios, para lograrlo déjate guiar por el Espíritu Santo y ora por discernimiento, si todavía no sabes qué hacer o estás abrumado con rabia y temor, ¡detente!, “cuando llueva no te mudes”, ora y espera que Dios es Fiel.


Quizás tu que lees esto estás pasando por un momento de desierto donde Dios está oculto, o ves el camino de tu vocación por delante demasiado difícil de seguir, o tal vez pienses que ser su “embajador” en el lugar donde te encuentras es algo que te sobrepasa. Quiero que tengas la certeza de que Dios es Fiel, de que no te abandona y te ayuda y también te ha apartado un lugar y te va a mostrar el camino.


Donde Dios te sembró, es preciso florecer.


Te invito a hacer de esta canción, una oración:


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